La paz en el mundo. Aprobar física y química. Un pellizco en la lotería. Que Clara te conteste a aquel mensaje tímido que mandaste a las dos y pico de la mañana…
Cada cual sueña con sus ilusiones y vive con sus certidumbres. Y si Dickens habló de grandes esperanzas en una de sus obras magnas, ¿quiénes somos nosotros, pequeños y miserables, para llevarle la contraria? El escritor inglés narró una epopeya llena de vaivenes y, por qué no advertirlo, momentos desagradables con una constante: el afán por sobrevivir y mejorar. Pip, el protagonista, desea ser un caballero. ¿Lo conseguirá?
El equipo de mis entretelas, el de los suspiros a la salida por la puerta 13, el de los colores más bonitos del mundo, comienza su etapa de ascenso. Como en el tour que estamos viviendo, va a haber montaña de la dura y llegadas al sprint, no lo duden. Pero, ah, todo empieza de nuevo. Diría aquello de que adoro el olor a hierba recién cortada por las mañanas, pero lo cierto es que yo jugaba al balonmano y el parqué se pule una vez cada tanto. El caso es que la maquinaria ya se ha puesto en marcha. Unos se han ido, otros lo harán pronto y algunos empiezan a llegar. Hasta que la pelotita empiece a rodar oficialmente, vamos a hartarnos de oír que la camiseta nueva es fea, pintona, vulgar, preciosa, con las rayas más finas que de costumbre, menos violeta de lo esperado o que al probártela te saca michelines, cuando llevas medio verano comiendo como si fueras Tom Hanks en la isla.
*Así comienza el artículo «Grandes esperanzas», publicado en El Norte de Castilla el 7 de julio de 2023. Puede continuar su lectura aquí