A este paso, si me encuentran por la calle, me notarán meditabundo, dubitativo… Un alma errante, vamos. Y es que yo soy una persona de costumbres forjadas en la experiencia. Sé dónde tomo café si entro al casco histórico por Zorrilla, que la gamba de almuerzo cae en el Suizo, que la Primitiva se echa en la administración de Las Francesas… .
Qué sé yo, rutinas que hacen de nosotros personas con principios y no los bárbaros que invadían el Imperio. Y resulta que, cuando tenía escritas en mármol muchas de las rutas, me cambian los puntos importantes y me revientan los itinerarios.
Ahora que el Ayuntamiento, en su afán denodado por mantener nuestro buen tono físico, también nos ofrece diferentes recorridos, unos cierran, otros se mueven y otros nos siguen atendiendo en el barrio que pilla a desmano. Desolado, me hallo.
*Así comienza el artículo «Cambia la ciudad», publicado en El Norte de Castilla el 11 de mayo de 2023. Puede continuar su lectura aquí