Permítaseme esta intromisión en el fenómeno televisivo del año (otra vez) para hacer un aporte (o no) a los protagonistas de lo mollar.
No pienso incorporarme a la batalla librada entre los fundamentalistas del formato, que siguen cada día y hora de los «aprendices de artistas», y lo enemigos de lo popular, denostadores de vehículos de masas, artificiales o no.
Simplemente voy a intentar responder a lo que preguntarían sobre lo que les espera a algunos (ni por asomo espero que queden ingenuos que piensen que todos van a tener su trocito del pastel). Los consumidores voraces de contenidos, regurgitadores de YouTube y demás, seguro que lo encuentran aburrido porque no son dos minutos de soniditos, opciones claras, fáciles y masticadas. Para los demás, ahí van.
Un apunte previo: un día tuve esa ilusión ciega, absurda, inocente por acceder, vivir y disfrutar el, por otra parte, luminoso mundo musical. El problema es no ver el lado oscuro, que existe y es muchísimo mayor que su hermano gemelo. Además, es sencillísimo toparte con él. Para alcanzar el resplandeciente hay que llamar a diferentes puertas, y no a la vez. Una abre otra. Miradlo como si fueran pantallas de videojuegos, pues así funciona. En cambio, su contrario oscuro está esperando junto a cada NO para engatusarte con su oropel de cuarta.
En fin, lo dicho. Consejos para potenciales artistas triunfitos, por si a alguien le sirven:
– Cambio de vida: no, no me refiero a la fama. Aludo a que la fama es lo que habéis disfrutado hasta ahora. Un canal 24 horas, un prime time diario, un pelotazo mediático cada semana… Preparaos para que durante dos meses no podáis salir a la calle (algunos) y, poco tiempo después, nadie os reconozca. Para que el sentimiento de unión, amistad y pertenencia que habéis «forjado» en la academia explote en sentimientos encontrados cuando unos vayan en furgonetas más amplias y rápidas porque deben ser «protegidos más que el resto, que no tiene esos problemas».
«No, tío, eso a nosotros no nos pasará». Sí, colega. Os va a pasar. Quizá no tardéis ni esos dos meses. Cada año aparecen en España del orden de cincuenta nuevos cantantes o grupos o lo que sea que tienen una semana de foco o atención. No llegan a diez los que se mantienen el siguiente año. Dudo que lleguen a dos los que, cinco años después, sigan haciendo, ciclo a ciclo, cosas reseñables o que queden en la retina de la gente. M Clan decía que se fabrican estrellas con fecha de caducidad (lo que no quita que «miedo» sea susceptible de entonar en una gala final). Si a los siete meses no puedes poner un disco porque ya «se ha pasado» es que no era bueno. Y esto conecta con el siguiente punto.
– Carrera: elegid BIEN vuestro single. Escuchad a la gente, pero elegid a conciencia porque vais a cantarlo los siguientes diez años de vuestra vida (¿habéis visto Tú la letra y yo la música?). Es más, lo probable es que exploten ese single durante meses y, cuando ardáis en deseos de sacar el siguiente, no tenga promoción, tele, programas, series donde sonar, radios… porque haya otra generación de «vuestro» programa en antena y sean los merecedores de esa atención.
A colación de esto: ¿queréis ser los próximos Fórmula abierta? Pues eso. Ojito con a quién y por qué vendéis vuestra alma.
– Estilo: entiendo que un programa de tv tiene que tocar todos los palos, pero vosotros, en vuestra vida profesional, no. ¿Veis a Chenoa haciendo flamenco? ¿O a Bisbal cantando en inglés (lo ha hecho poco, por causas obvias)?. Lo dicho. Si queréis dar tumbos y pasar del rock al dance y luego al pop juvenil sin rumbo ni sentido, tenéis los días contados. «Ahora lo que se lleva es…». La buena música, responded. Hecha con gusto, ilusión y esfuerzo. Con hojas de papel llenas de notas y palabras arrugadas y tiradas a la papelera por no dar el nivel o con la tecla deseada. Echad un vistazo a artistas consagrados de este país y decidme los cambios de estilo que han sufrido. Y parte de lo aquí comentado me sirve para el paso siguiente.
– Escribid: es muy posible que os digan que vuestras canciones no merecen la pena (cosa que dudaré dentro de cinco años con algunos de vosotros dado el bagaje musical (de estudios) que atesoráis y la mierda que estáis a punto de tragar). Esto será cierto durante los primeros momentos… o no. Pero es la única manera de estar plenamente contentos con vuestro legado musical. ¿Qué queréis decir? ¿Estaréis contentos con que os recuerden por frases absurdas? Un dato: Pablo López era un «pianista de hotel» en OT6. Pasaron cinco años hasta que apareció «Vi». Mientras, él siguió escribiendo. Ahora pega manotazos al piano delante de cuatro millones de personas y ni dios se atreve a decirle algo. Manu Guix sabía lo que ese chaval hacía mientras no cantaba los covers que le encargaban. Años después… zas.
– Coreos: mi opinión es que, a no ser que seas Bruno Mars o Beyoncé, lo del cuerpo de baile alrededor… mejor para otras lides. Y a éstos citados tampoco es que les haga mucha falta. Habrá algunos que lo necesiten para apoyar sus canciones. Depende del estilo. Aitana hará alguna. Ana Guerra en la mayoría. Pero Alfred, Amaia, Miriam, Nerea… nunca busquéis coreografías para vuestros temas. Dicen que tenéis que ser artistas globales. No por decreto.
– A pesar de lo dicho, buscad expertos de confianza y dejaos aconsejar: desde ahora todo el mundo os va a decir que sois el copón de la baraja… durante no más de seis meses. Mirad: durante un tiempo vais a ceder un gran porcentaje de vuestros derechos a OT (o Gestmusic, antes se llamaba Academia de artistas). Se preocuparán de que hagáis algo porque, de eso, se llevan una buena mordida. Pero habrá un momento en que dos destacarán (ya ocurre) y les sea más rentable dedicar todos sus esfuerzos a esos dos que al resto de vosotros (en cuanto pasen la «gran» gira me contáis de los que no hayan sido finalistas). Buscad vuestro nicho. Buscad gente que os diga que algo está mal o que no les gusta. De los demás vais a tener a espuertas. Un ejemplo: Vega. Ella compuso sus canciones, se bajó rápido del circuito de grandes conciertos por sus pequeños shows con sus temas propios. Ahora es respetada por hacer lo que ella quiere. No está mal como deseo inicial, ¿no?
Y otro tema: es muy chulo tocar delante de diez mil personas. A la vez, es muy fácil (con perdón) hacerlo viniendo de donde venís (del programa) y haciendo versiones. Sed conscientes de que eso es pasajero. El objetivo es tocar delante de trescientas que paguen su entrada por verte a TI con TUS CANCIONES. Esa es la vara de medir. Ver a Amaia cantando «Shake it out» de Florence & the Machine, a la misma y Alfred haciendo «City of stars» o el «Issues» a Aitana es jugar sobre seguro… pero no son las originales. «El remedio», de nuevo con perdón o «Chico malo» se recordarán en diez años como una cosa graciosilla durante los bailes de las bodas. OS lo aseguro (¿cuánta gente escucha en su casa «Cuando tú vas»?).
– «Camina»: cómo podría decir esto sin que suene fatal… «Camina» no es un hit (a mi juicio). Un hit es eterno. Por poner un ejemplo cercano a lo que conocéis y no ir a temas míticos: Silencio, de Bisbal es un hit. Azul de Cristian es un hit. La playa de LODVG, Volverá de ECDL. Son canciones atemporales. En cinco años sólo la generación de gente que se sorprendió con esta edición del programa la recordará. No pongáis vuestra fe en ella como balsa salvavidas. «Mi música es tu voz» tenía un estribillo definitivo, y lo tenía en una época en la que se vendían discos y los singles salían con cuentagotas. En que el formato era original y novedoso. ¿Cuántas ediciones van de OT? ¿De Factor X? ¿De La Voz? Decidme alguien de este último programa que haya triunfado (pero bien, en condiciones). El ciclo de exposición de esta cantilena es finito. En breve aparecerán mil canciones nuevas (mínimo una por cantante)con más poso que la enterrarán bajo toneladas de videoclips, lyric videos y nuevas propuestas. No la veáis como la quilla de vuestro barco porque no lo es. No tiene categoría para serlo.
– Gente de fiar: Manu Guix. Manuel Martos. Son los que menos levantan la voz, los menos mediáticos. Pero Manu Guix ha estado siempre ahí y sabe lo que se hace. Hay cosas que no le gustan y las señala (especifico: musicalmente. Sus otras filias o fobias no me interesan). Gestiona recursos. Arregla. Manuel Martos creó un grupo (Mota, que particularmente me encantaba) y sucumbió dos discos después. Entendió que había otras maneras de participar de la industria. Nunca usó «soy el hijo de Raphael» para su grupo. Fiaos de ellos. Mónica Naranjo es un escándalo como cantante y sabe cuándo lo hacéis mal. Cuando pasas de cuarenta se acaban los filtros. Si desafinas, desafinas. Ella participaba del show, pero llamaba a las cosas por su nombre.
–¿Artistas?: tengamos criterio. Artista es Alicia Keys. Artista es Leiva. Michael Bublé (ojo, que se hizo un nombre a base de versionar -buscad vuestro lugar-). Cuando os llamen artistas sonriendo, agradecedlo. Y, a continuación, ponedlo en cuarentena. Esa categoría hay que ganársela. Y perdonadme, pero tres meses en una escuela digna de la de artes de Nueva York (alusión friki seriéfila de los ochenta) no otorgan ese título.
Por último (y quizá en primer lugar): no iré al manido «sed vosotros mismos» porque es muy posible que aún no sepáis quiénes sois (en este mundillo). No digáis SÍ hasta que no estéis seguros de algo. No deis el visto bueno a lo que no estéis de acuerdo al 99%. Tratad con respeto a vuestros músicos y técnicos porque son los que os van a sacar las castañas del fuego cada noche (y los que os pueden hacer quedar como dioses o por los suelos -recordad que «el populacho» va a ver un concierto vuestro y, si el sonido es malo, no culpa a nadie más que a la «estrella»-).
Menuda oportunidad tenéis. La lotería, pero es un bombón envenenado. La píldora de Neo: azul o roja. Elegid bien. Vivir en Matrix es jodido.