El retiro veraniego es lo que tiene, mis jóvenes amigos. Uno se pone a su edad al sol y enseguida se impregna de pereza, cansancio y bebidas refrescantes.
Una vez superada la etapa de holgazanería proseguiré con este anecdotario músico/fílmico por si os interesa, aunque sea vagamente, lo que un científico octogenario os cuenta.
Ayer mi canosa cabellera tuvo la desagradable sensación de haber sido burlada. Vamos, que me tomaron el pelo. Mis desgarbados pasos me llevaron a la sala donde emitían el blockbuster veraniego «Prometheus«. Ridley Scott, su director, es un señor que en los 80 fue considerado casi el salvador de la causa cinematográfica (gracias a Alien o Blade Runner) y que posteriormente deambuló con suerte dispar hasta topar con Russell Crowe vestido para matar.
A lo que vamos: ¿cómo les explicaría yo que ayer vi una película en la que desde el principio se nos presentan unos nueve personajes «importantes» y cuando termina la película apenas sabes nada de siete? Pues diciendo que intentar hacerse los interesantes vendiendo una precuela de la saga protagonizada por Ripley y luego obviar este asunto durante casi dos horas de película no lleva a muchas conclusiones. Perdonen mi osadía, y aquellos infelices que vean la película entenderán lo que digo, pero ¿alguien comprende el prólogo de la película? No lo que se imaginen. Lo que se entiende o puede derivar de esa escena… Pues eso es sólo el comienzo. Personajes planos (excepto el de Michael Fassbender) y faltos de cualquier tipo de capacidad interesante. La empatía no existe con espectador. Y Charlize Theron… Si no fuera porque es una de las criaturas mas bellas que ha poblado este pequeño planeta su rol sería… ¿inútil?
Las lagunas de guión no se ciñen a pequeños detalles (cómo que una sustancia alienígena tenga diferentes efectos según el personaje que se acerque a ella… aunque sean todos humanos. A ver, si mata, mata a todos… Si encoge (por pone un ejemplo sin hacer spoiler),a todos por igual ¿no? No se rían que es una de las claves de la «peli») sino que engrosan la película dando un detalle final como «caramelo» para los fans más acérrimos de las aventuras de la nave Nostromo.
¿Qué quieren que les diga? Las palomitas estaban correctas, no había mucha gente en la sala… Es lo mejor que les puedo contar. Y lo dice un apasionado de la ciencia ficción. Pero a veces, querer explicar lo que pasó «antes de» cuando no necesita de ninguna explicación es absurdo (porque todos los que vimos «Alien, el octavo pasajero» la entendimos sin necesidad de datos como: no se preocupen, dentro de treinta y pico años les contaremos todo).
Aún así, si alguien quiere arriesgarse les reto a este pequeño ejercicio mental: que repitan, nada más salir de la sala, tres nombres de los personajes no principales: ni el de Charlize Theron, ni el de Fassbender, ni el de Noomi Rapace. Si lo consiguen, con la nula importancia que tienen en la trama, les regalo el dvd de «Aliens, el regreso» que, al menos, era divertida.
PD: voy a ser bueno. Hay una escena, muuuuuuuy fantasmagórica, pero con cierta «gracia» y tensión. Abstenerse embarazadas a punto de dar a luz o interesadas en convertirse próximamente en madres primerizas.